De los mitos que nos dieron desmitificadores

Desde hace algunas semanas, Pedro Salmerón ha iniciado una campaña contra los llamados «desmitificadores» de la historia oficial mexicana. Confieso que miro con simpatía el esfuerzo de Pedro, pero me he mantenido al margen, por varias razones. Una de ellas, debo decirlo, es que no comparto la posición ideológica que subyace en la – por lo demás- certera crítica de Pedro. En concreto, se ha dedicado a desarmar a los «desmitificadores» claramente conservadores y de derecha, pero no ha dicho una palabra de los que también hay en la izquierda y que, en lo personal, también me parecen mercaderes de la historia. Sin embargo, por culpa del propio Pedro, he decidido intervenir. En su columna de hoy, mi colega ha criticado a Enrique Sada Sandoval, por inventar acuerdos secretos entre los liberales y los estadounidenses en el siglo XIX (Salmerón, La historia para crear odio). No tenía idea de quien es Sada Sandoval, pero al buscar en los periódicos encontré una columna, en la que miente de una manera muy abusiva sobre José María Morelos (Enrique Sada, De los mitos que nos dieron nada).

Debo decir, antes de continuar, que cualquier colega que me conozca sabe muy bien que no soy promotor ni seguidor de la historia oficial. Incluso, he tenido problemas con personas que me han acusado de irrespetuoso con los «héroes que nos dieron patria». En ocasiones, la búsqueda de explicaciones a los problemas que nos planteamos sobre la historia me han llevado a descubrir cómo se han construido algunos de los mitos del relato nacionalista y revolucionario; pero eso no significa que acepte los mitos conservadores.

Transcribo, con algún añadido, la respuesta que puse en la página web de Milenio, en la que aparece la lamentable columna a la que me refiero.

En la columna de Enrique Sada, titulada «La verdad amarga», hay ciertamente amargura, pero no verdad. El autor afirma que la insurgencia «no buscaba independencia alguna en sus inicios», pero ignora que Hidalgo declaró en 1811 ante sus jueces que su delito fue «haber tratado de poner en independencia este reino», que había comentado varias veces con Allende sobre la independencia y que estaba «persuadido de que la independencia sería útil al reino» (Declaración de Hidalgo, mayo de 1811). Es verdad que Allende y otros jefes de la insurgencia (incluido, por supuesto, Ignacio Rayón) favorecían que se diera la corona a Fernando VII, como tiempo después hizo Agustín de Iturbide, sin contradicción (independencia con el rey). Acerca de la diversidad de posiciones en la primera insurgencia, recomiendo la lectura de la magnífica y bien documentada biografía de Hidalgo de Carlos Herrejón.

Sada afirma que Cos y Bustamante acusaban a Morelos de exigir trato de rey. Yo sé que Rayón fue acusado en ese sentido, e ignoro si Cos se refirió así de Morelos. Esperaría que Sada pudiera dar la referencia concreta, pues me puse a buscar la otra, la de que Morelos se deleitaba con los informes de los abusos de los Pachones y del Capador Gómez, pero no la encontré, aunque durante años he fatigado las páginas de Bustamante y seguido la pista a Vicente Gómez. Por cierto, el Capador no era «sicario» de Morelos, sino jefe de una banda que, al menos formalmente, se hallaba bajo el mando de Osorno.

Sada también afirma que Morelos estaba agradecido con la posibilidad de que los angloamericanos vinieran a combatir al gobierno virreinal, aunque sus intenciones fueran apoderarse del país. La verdad es que el Correo Americano del Sur (donde está la referencia citada) era editado por el propio Bustamante, no por Morelos, junto con don José Manuel de Herrera, quien después sería ministro de relaciones del emperador Iturbide.
Muchos colegas historiadores reconocen que José María Morelos era cruel con sus enemigos, aunque no sé si tanto como Félix Calleja o el propio Agustín de Iturbide; también es cierto que no pensaba que Texas formara parte de la república mexicana, pero me parece lamentable expresar tanta amargura disfrazada de lección de historia.

7 thoughts on “De los mitos que nos dieron desmitificadores

  1. Gracias por el texto. Pero también le ha tocada caña a cierta «izquierda2, durísimo, en twitter. Sobre todo Alfredo jalife y Arturo M. Lomas…. ¿a quién te refieres?
    Un abrazo.

    1. Estimado Pedro. No sabía que también los habías confrontado. Con gusto me desdigo. Saludos.

  2. Diferencia enorme entre debatir y «hacer campaña»…

  3. Fco. Javier Elvira Guinda 23 de enero de 2013 — 3:53 PM

    Alfredo: muy de acuerdo con tu posición. Además, agradezco tus precisiones históricas que ayudan a comprender mejor el tema debatido.

    1. alfredo no estoy de tu parte jose angel tiene la razon

  4. Desconozco si Enrique Sada, persona íntegra a quien conozco personalmente (y con quien me une una sincera amistad), ha leído esto. Pero, dado que todo debate es enriquecedor, voy a comentarle, para que pueda dar respuesta a estas dudas y comparta sus referencias documentales. Vamos, que dado el profesionalismo de Enrique, él no publicaría algo sin tener un fuerte sustento documental. Hasta entonces, y un saludo.

    1. Luis Enrique:
      Perdone que no contesté antes, por diversos motivos me desconecté del blog varias semanas. En efecto, discutí con Enrique Sada, que no contestó mi principal cuestionamiento. No quiero hacer polémica. Entiendo su punto de vista y hasta lo comparto, pero no estoy de acuerdo en que se hagan afirmaciones sin sustento. Seguiré esperando a que me diga (y cite) la referencia de donde tomó lo de que Vicente Gómez era «sicario» de Morelos. Saludos.
      Alfredo Ávila

Responder a José Ángel Solorio (@josSolorio)Cancelar respuesta

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