Siete años de Olimpiadas de Historia en México (I)

Entre noviembre de 2012 y el pasado 12 de mayo se desarrolló la séptima edición de la Olimpiada Mexicana de Historia, patrocinada por Fundación Televisa y la Academia Mexicana de Ciencias, y organizada por esta institución y un comité académico -que he tenido el honor de coordinar- integrado por Berenice Alcántara, Iván Escamilla, Soledad Loaeza, Graciela Márquez Colín, Federico Navarrete, Erika Pani, Estela Roselló, Valeria Sánchez Michel, Elisa Speckman y Susana Sosenski.

A lo largo de estos años, se han inscrito miles de estudiantes procedentes de todos los rincones del país. Los ganadores han venido de Coahuila, Hidalgo, Nuevo León, el estado de México, el Distrito Federal y Baja California. Este año, más de 157 mil jóvenes de entre 12 y 16 años se inscribieron. El comité académico diseñó los exámenes. El primero, de opción múltiple, se aplicó en las escuelas. Sólo el diez por ciento con las calificaciones más altas avanzó a la segunda etapa, estatal, también de opción múltiple. Cien estudiantes pasaron a la etapa nacional, que en esta ocasión se llevó a cabo en la ciudad de Querétaro. Allí, los jóvenes respondieron un examen (a partir de la lectura de breves textos y de sus conocimientos) relativo a los periodos prehispánico, colonial, decimonónico, y del siglo XX. También elaboraron un ensayo, hecho sobre fuentes primarias. La mitad lo hizo sobre las concepciones del amor en el periodo colonial, la otra mitad sobre la toma de posesión de Vicente Guerrero en 1829. Leer y evaluar todos esos trabajos tomó al equipo académico un fin de semana completo. Cinco niños obtuvieron las mejores notas, lo que les dio derecho de participar en el programa de televisión, grabado el 12 de mayo: Elizabeth García, Ernesto Gil Carmona, Ricardo Montalvo, José Manuel Sánchez Nieto y Efrén Ríos.

La experiencia de participar en estos certámenes ha sido muy estimulante y nos ha permitido percatarnos de algunas características de los conocimientos históricos de los jóvenes mexicanos. En esta ocasión, al finalizar la tercera etapa, pedimos a los participantes que llenaran un brevísimo cuestionario acerca de su experiencia en la olimpiada. El resultado fue más halagador de lo que esperábamos, pero no dejó de llamar la atención que unos pocos chicos señalaran su disconformidad con la forma de la última etapa, es decir, con redactar breves ensayos a partir de las fuentes, pues según ellos eso no es historia sino “únicamente” comprensión de lectura y redacción. La historia, según afirman, son datos. Esto es resultado, me parece, del mantenimiento de una visión muy tradicional sobre la disciplina, que privilegia la memoria sobre el análisis, y que pretende ignorar la forma cómo los historiadores trabajamos.

En próximas ocasiones referiré otras cosas de las que me he percatado. Por ahora sólo diré una anécdota muy significativa: en 2011, al salir de la tercera etapa, uno de los jóvenes participantes me sugirió que incluyéramos en los exámenes preguntas de historia mundial, pues ésta es más fácil que la mexicana.

4 thoughts on “Siete años de Olimpiadas de Historia en México (I)

  1. Fco. Javier Elvira Guinda 16 de mayo de 2013 — 10:50 AM

    A pesar del apego a una manera memorística de entender la historia que manifestaron algunos de los participantes (y se trata de finalistas), al menos este concurso les permitió comenzar a darse cuenta de que el trabajo de un historiador es algo más complejo que eso. Desgraciadamente, ellos reflejan la visión que tiene la mayoría de la gente.

  2. ¿Y si pensamos unas Olimpiadas de Historia de América y el mundo? seguramente en la mayoría de los países de América latina las academias organizan eventos similares. Entiendo los problemas -coordinación y económico- pero sería una iniciativa muy interesante.

    1. Los problemas mayores no serían en lo económico ni en la coordinación, sino en la enseñanza de la historia de América (no me referiré a la mundial, que en casi todas partes termina siendo historia de Europa), en México (y esto pasa en otros lados, sin duda) incluso los profesionales de la historia desconocen la de América Latina o Estados Unidos.

      1. Los manuales de historia de los países latinoamericanos coinciden en algunas temáticas, por ejemplo, «conquista y colonización del Nuevo Mundo». La convocatoria del concurso podría estar enfocada en temáticas muy particulares para la final latinoamericana.

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