Más de anuncios espectaculares

Hace meses publiqué aquí un comentario acerca de un anuncio espectacular, como les llaman, en el que el ciudadano González Zirión promueve un movimiento ciudadano que dice no ser político. Al poco tiempo, una persona de dicha organización ciudadana me pidió datos de contacto, pero no se comunicaron conmigo. Desde entonces, hay algunos cambios en los anuncios. Ahora la figura del ciudadano González Zirión aparece difuminada y en la página web ya no está el anuncio del «viajezote», aunque me parece que esto se debe a que ya hay un ganador.

Esta clase de anuncios espectaculares de políticos prolifera por la ciudad, como anticipo de lo que veremos cuando oficialmente inicien las campañas electorales tanto para la presidencia de la república como para la jefatura de gobierno del Distrito Federal y los cargos legislativos. En algunos vemos una fotografía del senador Carlos Navarrete, con la leyenda «¡Vamos juntas!», como muestra de sus afanes por la equidad de género y que, en realidad, parece discriminario, pues excluye a los varones y, en todo caso, puede conducir a las ridículas (y ridículos) propuestas (y propuestos) andaluzas (y andaluces) que hemos visto en los últimos meses. Por su parte, el diputado César Daniel González también ha contribuido a la belleza urbana de la ciudad de México al promover su informe de legislador con anuncios gigantes en los que aparece con un paliacate (azul, por supuesto) en un empeño por emparentar con don José María Morelos. Espero que la filiación con el prócer se reduzca a traer el trapo amarrado en la cabeza, porque me asustaría mucho que el actual diputado promoviera una república cristiana como hizo el caudillo del sur y ahora hace el caudillo del sureste.

Sin embargo, como hizo notar Adriana Degateau, quizá el más horripilante de todos los anuncios espectaculares de políticos es el del diputado Cuauhtémoc Gutiérrez y no sólo por las razones que ella aduce, sino por el falaz contenido de uno de los anuncios. Junto a la fotografía del legislador hay una leyenda enorme que dice: «YA NO MÁS CUOTAS ESCOLARES ¡Lo aprobé, ya es por ley!» ¡Como si el diputado Gutiérrez fuera encarnación de la soberanía! ¡Como si él solo pudiera aprobar y dictar leyes! Es una vergüenza que un representante en un órgano representativo no sepa que la aprobación de las leyes depende precisamente de todo el congreso y no de uno de sus integrantes. Él votó a favor de una ley, no la aprobó. La facultad de un único individuo de aprobar leyes está reservada a monarcas absolutos y tiranuelos.

Es verdad que no sólo los anuncios espectaculares de los políticos son horripilantes. ¿Quién no recuerda las estupideces de los carteles que promueven la Universidad Insurgentes, aquellos que sugieren que hablaríamos italiano si Julio César hubiera descubierto América? Al menos los anuncios de empresas como ésta son pagados por ellas mismas, mientras que los de los políticos (funcionarios y legisladores) son pagados por nosotros, los apesadumbrados contibuyentes.

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